Ayuntamiento de Santander


La ruta de ilustres Santander suma una nueva placa en recuerdo de Sor Ramona Ormazábal

24 Sep 2021
Ayto. Santander
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La alcaldesa ha descubierto la leyenda en el edificio que hoy ocupa el Parlamento de Cantabria, lugar en el que desarrolló toda su vida religiosa como Hija de la Caridad.

La ruta de ilustres Santander ha sumado hoy una nueva placa en recuerdo de Sor Ramona Ormazábal, una leyenda que la alcaldesa Gema Igual ha colocado en el edificio que ocupa el actual Parlamento de Cantabria y en el que desarrolló toda su vida religiosa como Hija de la Caridad.

Acompañada de la concejala de Turismo, Miriam Díaz, y del presidente del Parlamento, Joaquín Gómez, Igual ha puesto de relieve la figura de esta mujer, que perteneció a la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul desde su ingreso a los 19 años, y a quien el Ayuntamiento ya ha dedicado una calle.

En concreto, con la instalada hoy son ocho las leyendas que el Ayuntamiento de la ciudad descubre dentro de este nuevo recurso turístico y que cuenta con las dedicadas a José María de Pereda, Augusto González Linares, Luis Quintanilla Isasi, Marcelino Sanz de Sautuola, Gerardo Diego, José Hierro y María Blanchard.

“Personas que dedicaron su vida a los demás como Sor Ramona merecen muchos y sentidos homenajes y desde el Ayuntamiento queremos que su nombre quede ligado para siempre a este edificio donde ayudó a tantos y tantos enfermos”, ha relatado.

Por su parte, el presidente del Parlamento, Joaquín Gómez, ha destacado la aportación de Sor Ramona a la sociedad en favor de los más necesitados y ha indicado que su figura quedará para siempre a través de esta placa en la actual Cámara regional, antiguo Hospital de San Rafael.

También ha asistido al acto una representación de las Hijas de la Caridad, entre ellas, la provincial de la orden, Concepción González, quien ha resaltado de Sor Ramona que “vivió para los demás”.

Igual ha destacado la importancia de la presencia de Sor Ramona dentro de esta ruta, un nuevo recurso turístico y cultural para recorrer Santander bajo otra mirada, en este caso siguiendo los pasos de las relevantes personalidades que dejaron su impronta en la ciudad.

Una vez se instalan las placas, desde la Concejalía de Turismo se realizan folletos explicativos con una pequeña biográfica de cada personalidad y se incluye un apartado específico en la web de turismo donde se puede ampliar la información de cada uno de ellos así como su trayectoria profesional y un mapa completo con los puntos de la ruta.

Así, ha detallado que en la primera fase del proyecto, que consta de 15 puntos, también se reconocerá a Concha Espina, en la calle Méndez Nuñez 4; a Benito Pérez Galdós, que veraneó en una casa que estaba situada en la Avenida Reina Victoria 103-105; o a Marcelino Menéndez Pelayo, en su valiosa Biblioteca de nombre homónimo en la calle Gravina.

El listado de Ilustres continúa con la pintora Leonora Carrington, en el Parque del Doctor Morales donde se encontraba el psiquiátrico donde estuvo ingresada dos años; o el cirujano Enrique Diego-Madrazo, que falleció en una casa de la calle Castelar 7.

En esta primera fase también se homenajeará a la fotógrafa María García del Moral, que montó su estudio de fotografía en la calle Gravina 7; la escritora y activista que luchó por los derechos de la mujer Ana María Cagigal que trabajó en el periódico ‘La Voz de Cantabria’ ubicado en la calle San José, 15; y el pianista y director de orquesta Ataúlfo Argenta, en la Plaza Porticada.

La iniciativa se irá ampliando con el tiempo, estando ya prevista una segunda fase que incluirá personalidades como el párroco de la iglesia de Santa Lucía Sixto de Córdova, que vivió en Daoíz y Velarde 13; el industrial, naviero y banquero, Juan Pombo, Marqués de Casa Pombo, en el Palacio donde se ubica el Real Club de Regatas (Plaza Pombo 3), entre otras.

Sobre Sor Ramona Ormazábal

Sor Ramona Ormazábal nació en Tolosa (Guipúzcoa) en 1849 e ingresó a los 19 años en la Compañía de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul.

Después de un período de formación en el Real Noviciado de Madrid, fue destinada a este entonces Hospital de San Rafael de Santander el 6 de octubre de 1868, donde desarrolló toda su vida como Hija de la Caridad.

En ese tiempo funcionaban en el Hospital tres obras diversas: la Casa de Caridad, que acogía a las personas carentes de protección familiar, sobre todo niños y niñas; la Inclusa que admitía a hijos de padres desconocidos o abandonados por éstos y a huérfanos desamparados; y el Hospital para enfermos pobres de la ciudad.

Debido a la preparación y cualidades personales de sor Ramona, pronto fue nombrada secretaria de la Fundación, y en 1888, superiora local de la Comunidad, cargo que desempeñó hasta su muerte, años durante los que luchó constantemente por mejorar y modernizar el establecimiento con el fin de que los enfermos y pobres pudieran estar mejor atendidos.

Una de sus últimas obras fue la fundación de la Casa de Maternidad, en un terreno independiente del Hospital, que ella compró y donó a la Diputación de Santander para establecer allí la Inclusa y Maternidad.

Aunque sor Ramona brilló por sus dotes de gobierno, su labor más ímproba fue la entrega caritativa, que se hizo más patente en los momentos de peste, catástrofes y guerras que afectaron a Santander en esos años. Tuvo una actitud y comportamiento destacados en episodios como la Tercera Guerra Carlista, o en su servicio a los enfermos del cólera en el año 1885, año trágico para Santander.

Asimismo, con motivo de la explosión del vapor Cabo Machichaco, el 3 de noviembre de 1893, que acabó con la vida de 500 santanderinos y causó cientos de heridos graves, mostró estar a la altura de las circunstancias atendiendo a los damnificados.

Cabe destacar, además, sus atenciones con los afectados de la gripe del año 1918. Las Hijas de la Caridad y todo el personal del Hospital fueron en auxilio de los enfermos desafiando riesgos y peligros de contagio. Víctimas de éste murieron cuatro enfermeros y dos Hijas de la Caridad.

La Diputación de Santander, dadas la labor humanitaria y acción caritativa de sor Ramona, solicitó para ella la Gran Cruz de la Beneficencia que se le concedió el 14 de septiembre de 1918 y se le impuso el 18 de enero de 1919.

Sor Ramona falleció el 20 de enero de 1920 y sus restos descansan en el actual Panteón de Ilustres de Santander siendo hasta ahora la única mujer que reposa en él.